sábado, 31 de octubre de 2015

Frío



               Toca la lluvia en los cristales, arrecia el frío, y junto a la mejilla de un fuego vivo comienza el joven a escribir: “El cocinero del mar”…, en un cuaderno aún como el mar ancho y vacío. Es en Escocia y el mes de septiembre de 1881….

-¿Qué lees, Atareada? – está tan sumida en la lectura que ha olvidado sus ovillos tirados en el sofá.

- Cuentos de piratas – contesta sin levantar los ojos del libro – Quiero aprender a ser pirata, y este libro es útil, porque es autobiográfico. Pero solo voy por el prólogo, acabo de empezar… lo escribió Eliseo Diego ¿sabes?

- ¿Eliseo Diego era pirata? – pregunto para pillar a la Atareada

Me mira y sonríe. Vuelve al libro - Eliseo Diego solo escribió el prólogo…-

Al cabo de un rato deja el libro, suspira y retoma los ovillos.

-   No. No voy a ser pirata. Estoy muy atareada. – y comienza a mover sus dedos rápidamente, deslizando la aguja de ganchillo entre las hebras de algodón fucsia. Ganchillosamente, los ovillos se convierten en un gorro y una bufanda.

-   Pero Atareada ¿y este gorro? ¿y esta bufanda?


-   Es que toca la lluvia en los cristales, arrecia el frío





domingo, 25 de octubre de 2015

Chocolate

    -   Hoy tengo invitados a comer – dice la Atareada


 Hoy vienen sus padres a comer a su casa, pero “tengo invitados” suena más interesante, y a la Atareada le gusta hacerse la interesante…


-   ¿Sí? Y ¿Qué vas a cocinar? Seguro que harás algo especial – Ya os he dicho que a la Atareada le gusta que la adulen…

Se sonroja. Me dice con falsa humildad “cualquier cosilla”… y se va a la cocina.




-   Mira qué postre: mousse de chocolate en copas bonitas. El chocolate hace que la gente se sienta bien. Despierta sensaciones de euforia y bienestar. Está rico. Levanta el ánimo. Me gustan las cosas bonitas y que la gente se sienta bien. Este postre lo tiene todo.

Mira su creación y sonríe. Yo la miro y sonrío.

(Me susurra que cuando quiera me chiva la receta. Y que me dice dónde ha comprado las copas bonitas)



domingo, 4 de octubre de 2015

Cactus




   -  ¿Sabes qué he estado haciendo hoy?

 -     Algo bonito, seguro.- a la Atareada le gusta que la adulen.

 -   He estado plantando cactus. Pero no unos cactus cualesquiera… son especiales.  Son esquejes de cactus que pertenecieron a mi abuela,  no sé de dónde los sacaría ella… ¿imaginas qué historia pueden tener? … - la Atareada entrecierra los ojos y hace como que fantasea…-  Tal vez tengan más de cien años…  tal vez mi abuelo le trajo un brote de Cactus Misterioso de donde estuvo durante la guerra…  tal vez ella arrancara un trozo del jardín de la casa del poeta en la que trabajó… tal vez compró alguno de ellos en un mercado callejero de Nîmes… El caso es que los tenía en su casa, en el patio. Fueron creciendo y la familia cogió pequeñas crías de cactus y fue plantándolas en sus casas. Estos cactus están repartidos por las casas de todos mis tíos. Y para seguir la  tradición familiar ayer  recibí mis esquejes y esta mañana los he estado plantando…


                    ¿Cactus Misterioso, Atareada?... Sé que tu abuela nunca estuvo en Nîmes…